La fisioterapia utiliza herramientas propias basadas en el razonamiento clínico, la terapia manual, el ejercicio terapéutico y en entrenamiento neuromuscular.
El razonamiento clínico permite al fisioterapeuta realizar el mejor diagnóstico posible y objetivar el enfoque terapéutico más efectivo plausible con la realidad biológica de la patología y la expectativa del paciente, introduciendo pautas de educación sobre el manejo del dolor y la conducta del movimiento funcional.
La terapia manual incluye las movilizaciones articulares con todas sus vertientes: pasivas, autoasistidas o manipulaciones, donde el reto es utilizar según la evidencia disponible la técnica más efectiva según patología, disfunción y región anatómica del caso clínico.
El ejercicio terapéutico incluye todas las modalidades de activación y reforzamiento muscular donde, se juega con las diferentes modalidades de contracción muscular para tratar el sistema musculoesquelético y osteoarticular. No en vano se busca mejorar la tolerancia a la insuficiencia excéntrica de un tendón así como el incremento de la respuesta motora según el grado de estimulación.
El entrenamiento neuromuscular incluye todas las modalidades de propiocepción y mejora del control motor, donde la reactividad y la coordinación son sus principales objetivos. Para ello se buscan ejercicios específicos según caso y patología, así como afinidad al deporte o relación laboral, para buscar la mejor adherencia terapéutica y la continuidad del tratamiento fuera del centro de salud. La utilización del videoanálisis permite redondear una propuesta integral con la mejora de la comprensión clínica y el grado de implicación del usuario sobre su lesión .